Planificación en ciudades: En las ciudades que integran los principios de la economía circular, hay más proximidad entre los sitios donde uno vive, trabaja y se divierte. El aire se vuelve más limpio a medida que los vehículos se convierten en máquinas de emisión cero, la congestión del tráfico se reduce y se incrementa la locomoción compartida. Más personas caminan y pedalean al trabajo. Tierras valiosas, que antes eran calles y aparcamientos son liberadas para zonas verdes, comercio, oficinas, casas y recreación. La disposición y el diseño de las ciudades también cambian la manera como circulan los materiales y productos. En lugar de desechar materiales en vertederos e incineradores, un nuevo sistema de gestión de recursos, flujos de nutrientes y logística inversa hace posible la devolución, la separación y la reutilización de los productos. Los materiales se mantienen en uso.
Diseño en las ciudades: Paralelamente a la planificación urbano, los principios de la economía circular convierten el diseño de elementos dentro de las ciudades. Infraestructura, vehículos, edificios y productos son diseñados para que fueran durables, adaptables, modulares y fácilmente mantenidos y resignificados. Cuando pertinente, los materiales son inofensivos, adquiridos localmente y proveniente de fuentes renovables y se los puede compostar, reciclar y reutilizar. Las ciudades son alimentadas por energía renovable.
Producción en ciudades: Edificios, vehículos y productos son fabricados usándose técnicas que eliminan residuos y polución desde el diseño. La creatividad local y los niveles de habilidad aumentan a medida que se prioriza la producción descentralizada y distribuida en las ciudades. Mediante bancos digitales de materiales, se conoce la composición de edificios, vehículos y productos, lo que hace posible su reparación y reutilización. Productos y componentes son creados bajo demanda e in situ, cambiando los métodos de construcción y las necesidades de almacenamiento.
Acceso en ciudades: Las personas adquieren acceso a las cosas que necesitan (sea espacios, productos, o transporte) de distintas maneras. Esto se puede suceder mediante modelos de compartición en lugar de posesión, lo que también puede conectar las personas a sus vecinos y comunidades, o mediante contratos de productos como servicio.
Operación y mantención en ciudades: No se usa más productos una sola vez. Las personas arreglan y renuevan sus productos. Esas actividades ocurren a nivel individual, comunitario y comercial. Vehículos e infraestructura, como calles y postes de luz son operados y mantenidos de manera que los materiales, la energía y el agua sean usados usados efectivamente y se los pueda reutilizar y reciclar. Edificios son restaurados, mejorando la manera como son operados y usados. Surgen nuevos empleos y oportunidades. Ciudades que integran los principios de la economía circular se vuelven más prósperas, habitables y resilientes.